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Dragonball Evolution trata de adaptar una de las franquicias de manga y anime más icónicas del mundo, pero lo hace con una historia que poco se asemeja al material original. La trama gira en torno a Goku, un adolescente estadounidense que vive en un mundo contemporáneo y que descubre que es el heredero de un legado antiguo. La película simplifica en exceso el concepto de las Esferas del Dragón, convirtiéndolas en un elemento de trama genérico que debe ser recolectado antes de un eclipse para evitar la destrucción del mundo por parte de Lord Piccolo. Este cambio drástico de tono y ambientación desconecta por completo la película de la rica mitología y el mundo fantástico creado por Akira Toriyama.

Los personajes en la película están adaptados de forma superficial. Goku, interpretado por Justin Chatwin, pierde su carácter ingenuo, noble y entusiasta, y se convierte en un típico adolescente americano con problemas escolares. Bulma, presentada como una científica con habilidades de combate, carece del ingenio y la chispa del personaje original. El Maestro Roshi, encarnado por Chow Yun-Fat, es una versión más seria y menos cómica del viejo maestro que los fans conocen. Lord Piccolo, el villano principal, está mal desarrollado, con motivaciones vagas y poco tiempo en pantalla. En conjunto, los personajes carecen de profundidad y carisma, lo que afecta directamente al impacto emocional de la historia.
Uno de los principales problemas de Dragonball Evolution es que no entiende los temas fundamentales de la obra original: la superación personal, la aventura, la amistad y el equilibrio entre fuerza física y crecimiento espiritual. La película intenta seguir una fórmula genérica de cine de acción juvenil occidental, perdiendo el sentido de humor, la fantasía cultural y la filosofía que hacían especial a Dragon Ball. También deja fuera elementos esenciales como las artes marciales tradicionales, los torneos de combate, y la conexión emocional entre personajes.

Desde el punto de vista visual, la película intenta ser moderna, pero los efectos especiales resultan anticuados incluso para su época. La dirección de James Wong no logra encontrar un tono coherente, oscilando entre momentos de acción poco inspirados y escenas dramáticas mal ejecutadas. El diseño de producción no refleja ni el estilo futurista del anime ni su riqueza estética. Los combates son poco dinámicos, con coreografías genéricas que no capturan la espectacularidad de las batallas en Dragon Ball.

Dragonball Evolution fue duramente criticada por la prensa especializada y por los fans. Con una baja puntuación en sitios como Rotten Tomatoes e IMDb, la película es considerada un ejemplo de cómo no adaptar un anime a acción real. Incluso el creador original, Akira Toriyama, expresó su decepción y posteriormente decidió involucrarse más directamente en futuras producciones (Dragon Ball Z: Battle of Gods, Dragon Ball Super). La película se convirtió en un punto de referencia negativo y es frecuentemente citada como una advertencia sobre las dificultades de trasladar la cultura japonesa al cine occidental sin comprender su esencia.