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La serie The Last of Us se sitúa en un futuro cercano donde una infección causada por el hongo Cordyceps ha destruido la civilización tal como la conocemos. Este contexto postapocalíptico no solo sirve como telón de fondo, sino que también refleja la fragilidad de la condición humana. A través de ciudades en ruinas, paisajes devastados y comunidades fragmentadas, la serie explora cómo los seres humanos responden a la pérdida del orden, la seguridad y la esperanza. La serie también plantea preguntas filosóficas sobre la supervivencia: ¿Qué significa vivir cuando el mundo ya no es humano?
Joel, interpretado por Pedro Pascal, es un personaje marcado por el trauma: ha perdido a su hija al inicio del brote y ha aprendido a endurecerse emocionalmente. Ellie, por otro lado, representa una nueva generación que ha nacido en medio del caos, y que, a pesar de la violencia a su alrededor, aún conserva una chispa de humanidad, humor y curiosidad. A lo largo de su viaje juntos, la relación entre ambos pasa de ser estrictamente funcional a convertirse en un vínculo profundo y complejo, casi como padre e hija. Esta evolución emocional es uno de los núcleos narrativos más potentes de la serie.
La inmunidad de Ellie plantea un conflicto moral central en la historia. Las Luciérnagas creen que ella es la clave para desarrollar una cura, pero el procedimiento médico necesario podría matarla. Joel, enfrentado a la posibilidad de perder otra "hija", toma una decisión egoísta: salvarla, aunque eso signifique condenar al resto del mundo. Esta decisión pone en tela de juicio conceptos como el amor incondicional, el sacrificio, y el bien común. La serie no da respuestas fáciles, sino que invita al espectador a reflexionar: ¿Habrías hecho lo mismo que Joel?
Más allá de su envoltura de ciencia ficción y horror, The Last of Us es una profunda exploración sobre el amor, la pérdida y las decisiones difíciles que enfrentamos en tiempos extremos. Los personajes están constantemente obligados a elegir entre lo correcto y lo necesario. La serie evita las dicotomías claras entre “buenos” y “malos”, presentando un mundo donde cada acción tiene un costo moral. Es un retrato crudo y realista de cómo las personas intentan preservar su humanidad cuando todo lo demás ha colapsado.
Desde el punto de vista cinematográfico, The Last of Us destaca por su cuidada dirección, actuaciones sobresalientes y fidelidad al videojuego original. La ambientación es inquietante y bella a la vez; los momentos de silencio y contemplación son tan impactantes como las escenas de acción. La serie logra capturar la esencia emocional del videojuego sin convertirse en una simple copia. Cada episodio está construido con una sensibilidad narrativa que mezcla tensión, drama y momentos de ternura, resaltando la humanidad dentro del horror.
The Last of Us no es solo una serie sobre zombis o supervivencia, sino una meditación profunda sobre lo que significa ser humano cuando todo lo demás desaparece. A través de una historia íntima y emocional, plantea preguntas sobre el amor, el dolor, la ética y la redención, haciendo de esta serie una obra imprescindible tanto para fans del videojuego como para amantes de la buena narrativa televisiva