65 (2023)

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65 parte de una premisa simple pero potente: ¿qué pasaría si un ser humano moderno cayera en la Tierra prehistórica? La película mezcla ciencia ficción con supervivencia y aventura, usando un enfoque emocional más íntimo que muchos otros filmes del género. El protagonista, Mills, no es un héroe tradicional, sino un hombre motivado por el amor a su hija enferma, lo cual aporta una dimensión más humana a su lucha por la supervivencia.

La decisión de ambientar la historia hace 65 millones de años en la Tierra —en plena era de los dinosaurios— le da un giro interesante al típico relato de "naufragio espacial". Esta elección no solo es un guiño al evento de extinción masiva del Cretácico (el impacto del famoso asteroide), sino que también sirve como una cuenta regresiva constante para el espectador, añadiendo un nivel de tensión adicional. El planeta no es simplemente hostil por su fauna, sino porque está al borde de una catástrofe inevitable.

Uno de los temas más destacados es el de la comunicación y la empatía más allá del lenguaje. Mills se encuentra con Koa, una niña que habla un idioma desconocido para él. Aunque no pueden comunicarse verbalmente, construyen una relación basada en gestos, emociones y acciones. Este elemento se convierte en el corazón de la película: dos sobrevivientes aislados, rotos por sus respectivas pérdidas, encontrando consuelo y fortaleza el uno en el otro.

Visualmente, la película utiliza una combinación de paisajes naturales impresionantes y efectos visuales para crear una atmósfera tanto bella como amenazante. La fotografía de bosques oscuros, selvas densas y cielos tormentosos evoca una sensación de peligro constante. Los dinosaurios, aunque no siempre completamente realistas, están representados como criaturas salvajes e impredecibles, aumentando el suspenso en cada encuentro.

A nivel narrativo, 65 también reflexiona sobre la culpa, la pérdida y la redención. Mills carga con el trauma de no haber podido salvar a su hija, y su relación con Koa se convierte en una forma de enfrentar ese dolor y encontrar sentido en medio del caos. Su viaje físico por un planeta mortal es paralelo a un viaje emocional hacia la aceptación y la transformación. El hecho de que el clímax coincida con la caída del meteorito da un peso simbólico a la idea de que, a veces, la destrucción puede abrir paso a nuevas oportunidades y un nuevo comienzo.

En resumen, 65 no solo es una película de acción con dinosaurios y explosiones, sino una historia íntima sobre la supervivencia, la empatía y la conexión humana en un entorno extremo. Aunque fue recibida con críticas mixtas por su ritmo y guion limitado, ofrece una experiencia visual atractiva y una reflexión emocional inesperada dentro del cine de ciencia ficción contemporáneo.