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César es el portero de un edificio en Barcelona. A primera vista, parece un hombre reservado y educado, pero esconde un oscuro secreto: no puede ser feliz, y su única forma de soportar su existencia es destruir la felicidad de los demás. Su objetivo principal se convierte en Clara, una inquilina alegre y optimista que, a pesar de sus esfuerzos, no logra que César desaparezca de su vida.
Cada noche, César entra en el apartamento de Clara mientras ella duerme, usando una copia de sus llaves. Manipula objetos personales, contamina sus productos de higiene y administra sedantes para mantenerla inconsciente. A medida que la película avanza, su obsesión crece, y sus acciones se vuelven cada vez más invasivas y peligrosas.
César mantiene una doble vida: por el día es amable y servicial, y por la noche, un depredador psicológico. Utiliza su acceso al edificio para sembrar la desconfianza entre los vecinos y destruir su bienestar. Sin embargo, una niña del edificio, Úrsula, descubre parte de su secreto y lo chantajea para que le dé dinero o le hará daño. Esto complica su juego macabro.
La tensión crece cuando Clara comienza a sospechar que algo anda mal y su novio decide quedarse con ella, lo que pone en riesgo el plan de César. En una noche crítica, César asesina al novio de Clara y manipula la escena para que parezca un accidente. Así, elimina al único obstáculo entre él y su “control” sobre Clara.
La película culmina de forma inquietante: César deja su puesto y desaparece del edificio, pero Clara descubre que está embarazada... sin saber que César es el padre. Su sonrisa final, mientras lee la carta que él le dejó, sugiere que su retorcida misión se ha completado: ha destruido su felicidad desde dentro, sin que ella lo sepa. El film es un thriller psicológico que explora el mal cotidiano, la manipulación y la fragilidad de la percepción humana
