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El filme comienza dieciséis años después de los eventos de la primera película. El Imperio Romano está dominado por los emperadores gemelos corruptos, Geta y Caracalla. En Numidia, Lucio Vero, viviendo bajo el alias “Hanno” junto a su esposa Arishat, ve cómo su mundo se destruye durante una brutal invasión encabezada por el general Acacius (Pedro Pascal). Hanno es capturado, su esposa muere, y él es esclavizado. Como parte de su “evaluación”, se le obliga a enfrentarse a babuinos —y al sobrevivir— llama la atención de Macrinus (Denzel Washington), un poderoso entrenador de gladiadores
Hanno es llevado a Roma para luchar en el Coliseo. Allí destaca por su fuerza y ferocidad, ganándose el favor de la multitud y las promesas de Macrinus de ayudarle a vengar a su esposa matando a Acacius. En paralelo, se revela que Lucilla (Connie Nielsen), viuda de Maximus, vive en Roma. Ella comienza a sospechar que Hanno podría ser su hijo perdido, Lucio Vero, especialmente cuando escucha su recitación de versos latinos y ve en él hábitos que recuerdan a su padre
La historia adquiere un giro político cuando se revela que Acacius y Lucilla tienen un plan para derrocar a los gemelos emperadores con apoyo senatorial. Sin embargo, Macrinus, quién también tiene ambiciones de poder, traiciona la conspiración, permitiendo que los emperadores actúen contra los rebeldes y consolidando su propia red de influencia .
En una batalla climática en el Coliseo, Lucio lidera una revuelta de gladiadores para salvar a Lucilla, quien había sido ejecutada bajo órdenes de Macrinus. Al final, Lucio se enfrenta en duelo con Macsrinus, lo mata y se revela públicamente como hijo de Maximus y heredero legítimo. Su discurso apela a la unidad y una nueva Roma, concluyendo con un mensaje de esperanza tras la muerte de su madre
Aunque la crítica destaca su espectacularidad visual y la presencia de Denzel Washington, el filme fue recibido de manera mixta. Algunos lo consideran un homenaje entretenido y digno sucesor, con intensos combates y profundidad política; otros lo califican de innecesario, demasiado derivativo y carente de la emotividad del original
