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En lo profundo del mar acechan más que tiburones. La película arranca con Zephyr, una surfista estadounidense solitaria y audaz, que recorre la costa de Australia buscando libertad. Su tranquilidad se quiebra cuando conoce a Moses, un autóctono simpatizante, pero su conexión queda cortada abruptamente al amanecer: Zephyr desaparece misteriosamente, llevándonos hacia un terror que trasciende lo natural.
En un giro macabro, Zephyr despierta encadenada en el interior de un barco olvidado, propiedad de Tucker, un capitán de excursiones marinas con fachada amigable. En realidad, los tiburones no son sus víctimas: los atrae con turistas desprevenidos solo para alimentarlos luego, mientras graba sus últimos momentos como si fueran arte.
La tensión escalada se convierte en un duelo psicológico. Zephyr, dotada de ingenio y coraje, se convierte en el único obstáculo real a los sadistas rituales de Tucker. El ambiente claustrofóbico del barco y la amenaza abrumadora del océano amplifican su valentía. Cada intento de escape, cada mirada tensa, mantiene al espectador al borde del asiento.
El filme, dirigido por Sean Byrne (The Loved Ones, The Devil's Candy) y escrito por Nick Lepard, mezcla el suspense del asesino serial con la brutalidad del horror oceánico. Aunque algunos críticos señalan que la trama cae en clichés predecibles, la propuesta se destaca por subvertir el subgénero de “sharksploitation”, presentando al humano como el verdadero depredador y no a la criatura marina.
La película se estrenó en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes el 17 de mayo de 2025 y llegó a los cines de Estados Unidos el 6 de junio, seguida por el estreno en Australia el 12 de junio. Con una duración de 98 minutos, ha sido elogiada por sus actuaciones—especialmente la intensa presencia de Jai Courtney como Tucker y la resiliencia interpretativa de Hassie Harrison como Zephyr—su tensión atmosférica y una estética visual cuidada que captura tanto la belleza como la amenaza del mar.
