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El Último Aliento nos sumerge en una ciudad costera envuelta constantemente en una niebla espesa, símbolo de lo invisible y lo inminente. El relato comienza cuando una serie de muertes inusuales sacuden a la comunidad: personas aparentemente sanas comienzan a perder la capacidad de respirar sin causa médica aparente. Lo más inquietante no es sólo la asfixia repentina, sino lo que ocurre en los últimos segundos de vida: los testigos aseguran escuchar a los moribundos susurrar nombres desconocidos y hablar con seres que nadie más puede ver. Este fenómeno despierta el interés de la neumóloga Valeria Ortega, una mujer brillante pero emocionalmente fracturada por la trágica muerte de su hija, quien accede a investigar estos casos como una forma de redención personal.
A medida que Valeria se adentra en la investigación, conoce a Damián Rivas, un periodista independiente que alguna vez fue reconocido por destapar casos de corrupción médica, pero que ahora lucha por recuperar su credibilidad. Juntos, descubren patrones entre las víctimas: todas habían estado en contacto con un hospital psiquiátrico abandonado décadas atrás, donde se practicaban experimentos en pacientes terminales sobre la separación del alma del cuerpo al morir. Lo que parecía ser una epidemia biológica comienza a revelarse como una manifestación de algo más profundo: una entidad que se alimenta del “último aliento” de los humanos, utilizando sus recuerdos como puerta de entrada entre dimensiones.
El ritmo se vuelve más intenso cuando la ciudad cae en pánico y se establecen zonas de cuarentena. Valeria empieza a experimentar visiones similares a las de los infectados: sueños con su hija muerta, apariciones en los espejos, y un susurro constante que le dice que “aún no es el final”. La línea entre ciencia y lo sobrenatural se vuelve cada vez más borrosa. ¿Está enfrentando un agente infeccioso aún no comprendido? ¿O está cayendo en una especie de delirio colectivo? Mientras tanto, Damián encuentra grabaciones ocultas de los experimentos del hospital, donde un grupo de médicos intentaba capturar y contener "la conciencia después de la muerte" para evitar el sufrimiento eterno... pero algo salió mal.
En su clímax emocional, Valeria debe confrontar no solo el misterio de las muertes, sino también el dolor latente que lleva dentro: la culpa por haber sobrevivido a su hija, la fe perdida en la medicina, y el miedo de que el amor no baste para salvar a nadie. La única forma de cerrar la grieta entre los mundos es enfrentarse a la entidad en el mismo lugar donde todo comenzó: el hospital abandonado, ahora lleno de ecos, voces, y recuerdos robados. Allí, entre la vida y la muerte, entre la lógica y el caos, tendrá que ofrecer algo a cambio para detener el avance de la oscuridad: su verdad más profunda, y quizás, su propia alma.
El Último Aliento es más que un thriller sobrenatural: es una exploración inquietante sobre el duelo, la fragilidad humana y la obsesión por controlar lo incontrolable. Con una atmósfera opresiva, una dirección visual que mezcla realismo clínico con pesadilla onírica, y personajes complejos marcados por la pérdida, la película plantea una pregunta esencial: ¿Qué queda de nosotros en el instante final? ¿Un suspiro, un recuerdo... o una deuda pendiente? En este relato, el miedo no es morir, sino lo que pueda estar esperando cuando se apaga el aire.
