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The Nevers se despliega en un Londres victoriano steampunk, donde tras un misterioso evento sobrenatural en 1896 aparecen los llamados “tocados”, casi todos mujeres con habilidades extraordinarias como controlar el fuego, predecir el futuro o comunicarse con máquinas . Este don las convierte en una comunidad marginada frente a un mundo patriarcal que rechaza lo diferente, girando la serie en torno a preguntas sobre poder, género e identidad en una época rígida y jerarquizada.
En el centro destacan dos figuras femeninas complejas y complementarias: Amalia True (Laura Donnelly), una viuda con visiones del futuro y un pasado que oculta, y Penance Adair, apasionada científica capaz de manipular electricidad. Ambas dirigen un orfanato que sirve de refugio y refugio secreto, convirtiéndolo en un símbolo de resistencia social y feminista. Su alianza representa tanto la fuerza como la fragilidad de una comunidad que desea cambiar el mundo desde los márgenes .
La serie amplía su mirada explorando el poder en manos femeninas: mientras algunas tocadas poseen dones para el bien, otras—como Maladie—se sumergen en la locura y violencia, reflejando los efectos de la represión y el trauma. Con ello, The Nevers desafía la visión maniquea del “poder bueno” o “malo”, argumentando que las herramientas extraordinarias también requieren ética y propósito .
Estéticamente, la producción es un festín visual: corsets, carruajes, tubos metálicos, engranajes y tecnología anacrónica crean una atmósfera rica y cautivadora. El arte escénico funciona como personaje: la niebla de Londres, los espacios industriales y los luminosos talleres de Penance transmiten tanto belleza como opresión. El steampunk está al servicio de la narrativa, reforzando el conflicto entre tradición y progreso .
No obstante, la serie enfrentó bastantes desafíos creativos. Tras la salida de Joss Whedon, los últimos episodios (emitidos en Tubi tras la cancelación de HBO) ampliaron la trama hacia viajes en el tiempo y subtramas futuristas, lo que dejó a muchos espectadores desconcertados por su complejidad y falta de cierre . A pesar de su ambición, muchos consideran que la narrativa se volvió demasiado cargada y dispersa, sacrificando claridad en favor del espectáculo.
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En resumen, The Nevers es una producción ambiciosa que combina lo mejor del género victoriano, el feminismo encarnado y el steampunk estético. Su fuerza radica en personajes femeninos poderosos y en su reflexión sobre el poder y la marginación, pero su exceso de tramas y la ruptura narrativa lo hacen un reto para algunos espectadores. Aún así, ofrece una experiencia visual única y plantea preguntas provocativas sobre lo que significa ser “tocada” en un mundo que teme lo diferente.
