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Husk comienza con un grupo de cinco amigos que viajan en coche por una zona rural. De forma repentina, un grupo de cuervos provoca un accidente que deja su auto inutilizable en medio de los campos de maíz. Uno de ellos desaparece misteriosamente, lo que obliga a los demás a adentrarse en el maizal para buscar ayuda y refugio. Pronto encuentran una antigua y deteriorada casa de campo que parece estar abandonada, pero algo extraño se oculta allí.
La tensión aumenta cuando descubren que el amigo desaparecido ha sido poseído por una fuerza maligna y ahora cose la ropa de un espantapájaros con una actitud violenta y siniestra. A través de visiones y sucesos sobrenaturales, los personajes van entendiendo poco a poco que están atrapados en un ciclo maldito: cualquiera que muere en ese lugar puede resucitar como un espantapájaros asesino controlado por una entidad oscura ligada al campo.
El ambiente opresivo del maizal, los cuervos y la casa en ruinas crean una atmósfera clásica del cine de terror rural estadounidense. La película se apoya en el suspenso más que en el gore, aunque hay escenas sangrientas y momentos de impacto. Cada intento de escapar solo lleva a nuevos encuentros con los espantapájaros poseídos, lo que refuerza la sensación de estar atrapados en una pesadilla sin salida.
A medida que los sobrevivientes exploran más sobre el origen de la maldición, descubren que todo está conectado con una tragedia ocurrida en el pasado, relacionada con una familia que vivía en la casa. El espíritu vengativo que habita el campo utiliza a los muertos para mantener vivo su legado de violencia. No importa cuánto corran: el maizal parece extenderse infinitamente, y el mal los rodea.
Husk se presenta como un slasher sobrenatural con elementos clásicos del género, pero con una atmósfera rural que lo diferencia de otras películas similares. Su ritmo es rápido, y aunque los personajes no están profundamente desarrollados, la película logra mantener la tensión constante. El final deja un tono oscuro y pesimista, reforzando la idea de que algunos lugares malditos no ofrecen redención ni escape.