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Let Me In (2010) es una inquietante historia de horror y amistad que sigue a Owen, un niño solitario y acosado que vive con su madre en un complejo de apartamentos en Nuevo México durante los años 80. Aislado en la escuela y emocionalmente abandonado en casa, Owen pasa sus días fantaseando con vengarse de sus agresores y observando silenciosamente el mundo que lo ignora.
Su vida da un giro inesperado cuando conoce a Abby, una misteriosa niña que se muda al apartamento vecino. Aunque al principio parece extraña y distante, los dos desarrollan una conexión profunda, un vínculo marcado por la vulnerabilidad, la empatía y un sentimiento compartido de soledad. Pero Abby no es una niña común: pronto se revela que es un ser sobrenatural que necesita sangre humana para sobrevivir.
Mientras una serie de muertes violentas sacuden la comunidad, Owen comienza a sospechar que Abby y su guardián tienen un oscuro secreto. A pesar del horror, su afecto por Abby se intensifica. La película plantea un conflicto moral: ¿hasta qué punto se puede justificar el mal si nace del amor o la necesidad? Owen se ve arrastrado a un mundo que desafía su inocencia y transforma su visión de la realidad.
La relación entre Owen y Abby es el corazón de la historia: una mezcla de ternura infantil y peligro latente. A medida que las circunstancias se vuelven más intensas, Owen debe tomar decisiones difíciles que lo alejan de su niñez. La película, con un tono sombrío y melancólico, examina temas como la soledad, el abuso, y la necesidad humana de conexión, incluso en las formas más oscuras.
Let Me In no es solo una película de vampiros; es un drama psicológico con tintes de terror, cargado de atmósfera y emociones complejas. Con actuaciones impactantes y una dirección elegante, ofrece una visión inquietante pero profundamente conmovedora de lo que significa amar… y ser amado por alguien que no es del todo humano.
