Hace un año que Eric Draven fue asesinado junto con su amada Shelly Webster, pero su historia no terminó con su muerte. Reaparece desde el plano espiritual, cruzando un puente entre la vida y la muerte, impulsado por fuerzas sobrenaturales. Guiado por un cuervo místico, Eric descubre que posee poderes especiales: ya no está vivo, pero tampoco completamente muerto. Sabe que tiene una misión pendiente: enmendar aquello que quedó mal.
Mientras trata de entender su nueva existencia, los recuerdos de Shelly lo siguen torturando; su amor perdido sigue presente, impulsando su deseo de justicia. Aunque su regreso al mundo de los vivos lo llena de incertidumbre, descubre que el cuervo lo ha traído aquí por una razón concreta. Shelly le habla desde el otro lado, diciéndole que debe “arreglar las cosas”, antes de desaparecer otra vez, dejándolo solo con la sensación de algo más grande que él mismo.
En la vida cotidiana, Sarah, una adolescente huérfana con un vínculo especial con Eric y Shelly, lleva flores a la tumba de Shelly, mostrando su dolor mezclado con furia hacia quienes la mataron. También conocemos a Albrecht, el detective asignado al caso: alguien que duda de la versión oficial, que cree que Eric podría estar fingiendo su muerte. Albrecht vigila pistas, empieza a sospechar que hay algo sobrenatural detrás de los eventos, y se convierte en un punto de tensión entre lo que la ley ve y lo que la verdad podría ser.
Eric, ahora de regreso entre los vivos, entra en la vida de Sarah de improviso—rompiendo puertas, siendo un fantasma que revive. Su reaparición impacta profundamente: para Sarah, representa esperanza; para Albrecht, algo inexplicable. Eric empieza a investigar quiénes fueron sus asesinos, identificando nombres como Funboy. No tiene recuerdos completos de su regreso —ni por qué ciertos eventos se sienten impunes—, pero cada fragmento lo acerca más a la verdad.
El episodio termina con un claro mensaje: Eric está aquí no solo para venganza, sino para redención. El cuervo lo guía, Sarah lo apoya, Albrecht lo busca, y su antigua vida y su muerte convergen en un misterio por resolver. Eric debe “arreglar lo que salió mal” antes de que sus propias sombras lo consuman, sabiendo que su alma —y la de Shelly— no podrán descansar hasta que la balanza entre la justicia y el crimen se incline hacia la verdad.